Con todas las películas de animación que se llevan estrenando estos últimos años hemos aprendido a normalizar muchas cosas que, pensándolas fríamente, son un poco extrañas: ogros que salvan a princesas, ratones que cocinan, esqueletos vivientes que salvan la navidad… y un sin fin de aberraciones que bien podrían ser protagonistas de nuestras peores pesadillas.
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